El profesionalismo implica ceñirse a un conjunto de valores que reflejan responsabilidades reales. Estos valores pueden provenir de un código de conducta formal o de las expectativas informales de colegas y observadores. Algunos valores clave del profesionalismo incluyen actuar en pro de los intereses de otras personas y mantener los estándares y los conocimientos que se esperan de alguien en su profesión.
Esos estándares incluyen aspectos éticos, tales como la integridad, el honor, la responsabilidad y el rendir cuentas por sus actos, y también aspectos humanos, tales como la bondad, la compasión, la humildad y la amabilidad. Además, es necesario que los profesionales tengan responsabilidad social y sean sensibles a la cultura y las creencias de los demás.
Dentro de la cancha, el profesionalismo incluye:
- Un buen espíritu deportivo.
- Trabajo en equipo.
- Respeto por los árbitros, los entrenadores y los competidores.
- Concurrir puntualmente a los partidos y las prácticas.
- Ajustarse a los planes de ejercicio y nutrición.
- Profundizar el conocimiento sobre el deporte.
Fuera de la cancha los estándares de profesionalismo son similares e incluyen:
- Cumplir los compromisos asumidos con colegas, asesores, patrocinadores, etc.
- Ser honesto en el trato con agentes, patrocinadores, etc.
- Ser puntual en las citas profesionales.
- Tratar a otros (aficionados, patrocinadores, etc.) con respeto.
- Ser un modelo a seguir para los jóvenes.
Debido a las características singulares de los deportes profesionales y de la duración media de una carrera de baloncesto, es fundamental que trabaje constantemente para mejorar sus habilidades profesionales fuera de la cancha. El profesionalismo es una cualidad que puede aplicar en todos los planos de su vida, una de las claves para tener éxito durante toda su vida y en su carrera profesional posterior al baloncesto.